Hoy, como cada 3 de diciembre, nos unimos para conmemorar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad bajo nuestra iniciativa “Baixo o mesmo paraugas”, para poner en primer lugar los derechos de todas las personas y defender que la diversidad es un valor clave en la sociedad.
Ya han pasado cinco años desde que abrimos nuestros paraguas de colores por primera vez, y en todo este tiempo hemos conseguido llegar a todas las provincias gallegas, uniendo a miles de personas y a más de 80 entidades sociales de A Coruña, Pontevedra, Vigo, Santiago, Lugo y Ourense. El paraguas es nuestra seña, nuestro símbolo para mostrar que compartimos un mismo deseo: lograr un mundo sin discriminaciones, sin barreras, con oportunidades para todas las personas.
Pero este año no podemos llevar nuestros paraguas a las calles. La emergencia sanitaria por el COVID-19 ha provocado un enorme impacto sanitario, social y económico a todos los niveles, cambiando por completo nuestras vidas. Y ese impacto ha sido todavía mayor para las personas con discapacidad, familias y entidades sociales, que hemos visto cómo la pandemia ponía en peligro muchos de los logros alcanzados hasta ahora e incluso la propia supervivencia de muchas organizaciones, también nos ha impedido prestar servicio en los meses de confinamiento en algunos servicios.
Pero si algo define nuestro gran movimiento es la enorme capacidad para superarnos, para afrontar cualquier dificultad.
Y en un día como el de hoy queremos seguir exigiendo a las administraciones públicas su compromiso firme y claro con las personas con discapacidad, que venga de la mano de un incremento de apoyo social y económico. Nos gustaría también seguir contando con el apoyo de la ciudadanía y del sector privado a través de la responsabilidad social de las empresas.
La pandemia ha mostrado dificultades en la coordinación real entre los sistemas sanitarios, educativos y sociales, y por eso demandamos que esa coordinación sea real para garantizar una respuesta rápida y eficaz a las necesidades de las personas con discapacidad y nuestras familias, ya que muchas asumieron en soledad los cuidados durante la etapa del confinamiento.
Una crisis sanitaria y económica no puede tener como consecuencia una crisis de derechos. Seguimos demandando nuestro derecho a tener una vida independiente, a una educación inclusiva de verdad, con todos los apoyos que podamos necesitar, y poder acceder al mercado laboral en condiciones de igualdad, más ahora en esta complicada situación que estamos atravesando.
Debe garantizarse el apoyo a las entidades sociales que durante esta emergencia social han estado al lado de las personas con discapacidad y nuestras familias. El cierre de muchos centros durante estos últimos meses y la falta de terapias y tratamientos han supuesto un gran deterioro físico y cognitivo para muchas personas.
Queremos que se reconozca el valor de las iniciativas sociales.
Sabemos que la situación es difícil, pero si hay algo que nos mueve es la ilusión y la esperanza de que saldremos adelante con el apoyo de toda la ciudadanía, de los movimientos sociales, de las administraciones y organismos públicos y privados… de tantas personas que hoy abren su paraguas con nosotros para exigir nuestro derecho a ser felices.
Los cambios pueden ser reales si contamos con todos vosotros, con el respaldo de una sociedad unida por los valores del respeto y la igualdad.
¡¡Muchas gracias!!

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